Una democracia numerosa tiene mucho más valor que el consenso de unos pocos sin que se cuente con parte del grupo.
Precisamente esa es la cuestión que hemos seguido trabajando en la tertulia de hoy. Con una sala abarrotada, cada cual ha planteado qué medidas cree que hay que tomar cuando se quebrantan las normas, especialmente en lo referido a las faltas de asistencia ¿Qué pasa con esas ausencias?, ¿A qué se deben?, ¿Cómo nos afectan?.
Las respuestas han sido de lo más variadas, como de costumbre. Por un lado el “sector duro”, que plantea que a las 3 faltas injustificadas se proceda a sancionar con una expulsión que va desde unos días hasta la pérdida definitiva de la plaza. En esta linea está la idea de que los comprimisos con el centro son similares a las de un trabajador: si falta, le echan.
En el otro extremo, aquellos que desconfian del castigo como método y dan más valor a la confianza que al número de faltas.
Entre medias, varias preguntas al aire: ¿Sirve de algo trabajarlo entre todos?, ¿Qué entendemos como justificable? ¿De qué forma molesto a los demás si no vengo? ¿Tengo que dar alguna explicación a mis compañeros?.
Lo que sí que parece claro, es que el hecho de que podamos plantearnos estas cuestiones es ya en sí mismo un claro síntoma de madurez del grupo. Como cierre, la última palabra: responabilidad, seriedad, derivar, educación, confianza, unión, anarquía, demagogia, valorar, directiva y sensibilidad.